Goikobidea


Javier Goikoetxea Martínez, GOIKO, el chaval de Okaranza, antiguo molino al lado del rio Zubialde, nació rodeado de árboles, escuchando el canto de los pájaros y la berrea de los ciervos, en la falda del Gorbea.

Corresponde a una persona singular: divertido, risueño, generoso, sencillo, sensible, de espíritu libre.

Lo suyo eran las artes plásticas, la escultura. Se dedicaba a la construcción, cantera, rehabilitación de caseríos, reciclaje (todo le valía)…

Desde muy joven se sintió y vivió integrado en Zigoitia, compartió la amistad, la relación, el encuentro con todas las personas que aquí vivimos.

Su tiempo libre lo dedicaba con toda intensidad a la música, y a recuperar la memoria de Zigoitia: fotografías, historias de la gente mayor, lugares de interés, oficios, costumbres… Sentía gran curiosidad por las raíces y era capaz de transmitir su entusiasmo a los de alrededor. Participó, como no podía ser de otro modo, en el germen del grupo etnográfico ABADELAUETA.

GOIKO, falleció el 11-11-2012 a los 40 años, el día de San Martín, en plenas fiestas de Manurga, donde vivía con Henar, su mujer, y dos hijos pequeños, Bixen y Peru.

Recordando su dedicación a nuestra historia, y en su primer aniversario, se inauguró un recorrido, GOIKOBIDEA, cargado de huellas humanas.

Nuestro agradecimiento a todos los que hicieron posible este proyecto.

1.- MANURGA

El itinerario Goikobidea, que comienza y temina en Manurga se puede aprovechar para visitar el rico patrimonio, en un paseo por sus calles:

  • Iglesia de San Martín
  • Palacio de Berastegi
  • Casa-torre de los Hurtado de Mendoza
  • El antiguo hospital
  • Casas palaciegas
  • Fuentes y cruceros

(En época de lluvias, la presa de la central no es fácil de atravesar, por lo que convendría hacer primero el punto 3 y subir por el margen izquierdo del río hasta el punto 2)

2.- CENTRAL HIDROELÉCTRICA

Estaba situada sobre el cauce del río Izua, entre los puentes de Izubarri y Bolunbitarte, este último en ruinas.

Inicialmente fue construida por el vecindario, provocando una importante deuda para el pueblo. Contribuyó a su financiación el Barón de Sangaren, que donó 2.000 pesetas. El 8 de diciembre de 1926 se inauguró la central hidroeléctrica con gran éxito y expectación y funcionó hasta diciembre de 1945.

Las instalaciones se componían de:

· Presa para embalsar el agua, dotada de su correspondiente compuerta. La presa se conserva actualmente.

·Edificio para la propia central (producción hidroeléctrica) donde se alojaba la turbina y el alternador. En ruinas en la actualidad aunque se conserva el caño por donde retornaba el agua de nuevo al cauce del arroyo.

· Caseta para alojar el transformador, situada en el centro del pueblo. Ya no se conserva.

· Cableado desde la central hasta el transformador · Sirga de apertura y cierre de la compuerta

· Red de distribución a los domicilios.

Las instalaciones eléctricas domésticas eran muy rudimentarias y precarias, lo habitual eran dos bombillas por casa. El aprovechamiento era máximo, se colocaba la bombilla en un hueco realizado en el tabique separador para conseguir iluminar dos o tres estancias (pasillo, cocina, habitaciones...). El servicio eléctrico estaba condicionado al volumen de agua embalsada en la presa. Una vez agotada el agua, cesaba el servicio eléctrico.

Juan Ruiz de Apodaka y posteriormente Antonio Gabiña fueron los responsables de las instalaciones, haciéndose cargo del volumen de agua embalsada, apertura y cierre de la compuerta, establecimiento de las horas de funcionamiento, etc.

La central hidroeléctrica se mantuvo en funcionamiento hasta diciembre de 1945. La falta de rentabilidad motivo su cierre. Posteriormente, la presa fue utilizada como pozo para el baño. Cuentan los mayores que el servicio de doncellas que venía a prestar sus servicios al palacio de Berastegi frecuentaba el baño en la presa. Al parecer no faltaban “los duendes”, que perfectamente camuflados en el espesor de la maleza, las vigilaban con sigilo y atención. Se comentaba que querían encontrar la diferencia entre la pantorrilla madrileña y la zigoitiana. Queda la duda de conocer si lo consiguieron ya que los trajes de baño de la época cubrían decorosamente el cuerpo hasta los tobillos...

3.- IZUBARRI

Es uno de los siete puentes, que desde Manurga, acceden a los terrenos y montes del pueblo, al otro lado del arroyo Izua. En este caso da acceso al término de Murabe, Amezua y pueblo de Murua.

Es de un arco y se hizo el siglo XIX. La construcción se atribuye a vecinos que no cumplían las normar establecidas en el Concejo. La forma de redemir las penas era a base de trabajos comunitarios.

La Junta Administrativa de Manurga, interesada en la conservación de su patrimonio ha rehabilitado el puente el año 2018, dentro de un plan que pretende continuar con el resto de puentes que presentan deficiencias.

4 MURABE

Murabe es el nombre de la aldea despoblada, entre los términos de Murua, Manurga y Zarate, donde tan sólo quedan a la vista los restos de la iglesia que estaba bajo la denominación de San Juan. Fue una de las tres ermitas, junto a la de Santa Marina y San Bartolomé, que tuvo Manurga.

Una vez desaparecido el núcleo poblacional se mantuvo como ermita hasta su demolición en 1829.

Pendiente de estudios y de excavación, no conocemos casi nada de la aldea de Murabe, pero sí de su parroquia.

Existe documentación desde el siglo XVI sobre las necesidades y obras que se realizaron, así como de las rentas y de los préstamos.

Aunque desde 1764 los visitadores a la parroquia de Manurga le encargaron el cuidado y aseo de la ermita, no parece que se hiciera mucho trabajo en su mantenimiento, ya que pocos años después se habla de su mal estado, con goteras, necesitando revoques en sus paredes y sin vidriera en su única ventana.

El deterioro había aumentado hasta el punto de que, por hallarse “sumamente indecente”, el visitador ordenó su demolición.

Sabemos que los restos más nobles de la ermita, lo mismo que ocurrió con la de Santa Marina, fueron a parar a la iglesia de Manurga, y el resto de escombro lo tomó el Concejo, por el trabajo de demolerlas.

5.- MOLINO Y PUENTE DE AMEZUA

Según Carlos Martín (Ohitura nº 10) desde antiguo, los vecinos de Manurga dispusieron de dos molinos, el de Amezuo e el di Zubibarri, en forma de sociedad primero y de propiedad concejil después. La historia de los dos corre paralela.

Ubicado a dos km al norte de Manurga, en el arroyo y término de Amezuo. En 1629 hay una compra-venta del vique entero de siete días, uno con su noche, al precio de seis ducados de vellón, y en 1746 el Concejo lo hipoteca.

En 1829 Manurga trata de hacer una presa en el río ante el descontento de Murua que lo denuncia al Alcalde de la Hermandad. Nombran un perito imparcial por cada parte, pero no llegan a ninguna solución. El Alcalde nombra un tercero y la obra pudo hacerse.

Actualmente está en ruinas. En la guerra civil se utilizó para moler clandestinamente. El puente da acceso a un viejo camino hacia Manurga.

6.- HORNOS

Orificios circulares en el talud del terreno. Actualmente se consideran hornos, como denominación más general, aunque habitualmente les llamemos caleros. En su origen, muchos de ellos posiblemente fueran hornos para reducir el mineral de hierro. A partir del s. XVIII se utilizaron para producir cal a partir de piedra caliza.

El estudio particular y profundo de estos hornos indicaría el recorrido histórico de cada uno de ellos.

No conocemos, apenas nada, del proceso más antiguo, el de la reducción de hierro. Por el contrario, el de utilización como calero nos es bastante familiar porque ha perdurado hasta hace pocos años, mediados del siglo XX.

La utilización como hornos de reducción de hierro es anterior y hay que encontrarla en las capas más interiores de los hornos, tanto en las paredes como en el fondo del hogar. Restos ferruginosos de las paredes de algunos hornos, que atraen el imán, así como la presencia de escorias en el hogar o los alrededores de algunos hornos denotan la doble utilización que han tenido.

Casi todos los hornos se encuentran en lugares con unas condiciones muy similares: el mineral de hierro, o la piedra caliza, en su caso; leña para la combustión; y la proximidad de un riachuelo.

Sabemos poco de la extracción de hierro en el Gorbea, aunque las vetas al aire libre son abundantes, y tampoco faltan las galerías de mineral de hierro. Por otro lado, la piedra caliza junto a la arenisca es muy usual en el Gorbea.

El aprovechamiento de los trasmochos responde a la necesidad de combustible para los hornos. El carboneo, transformación de la madera en carbón vegetal, ha sido una de las grandes industrias del monte.

Parece ser que el siglo XVIII trajo un gran cambio en la utilización de los hornos a lo que hoy día llamamos caleros. La cal se convirtió en el principal fertilizante agrícola, y está muy unido al cultivo del maíz, que cambió el paisaje y la alimentación de Euskal Herria. Este fenómeno se unió a la utilización que ya se hacía en la construcción, para la fabricación de mortero, para pintar-desinfectar edificios y árboles, para conservar legumbres, huevos o fruta, para la medicina…

7.- NEVERO

El nevero es un pozo excavado en la tierra con muros de contención, e incluso con techumbre.

Los neveros son conocidos desde la época romana, y tuvieron gran desarrollo desde los siglos XVI hasta la aparición de las fábricas de hielo, y posteriormente la refrigeración industrial. Muchos recordamos todavía las viejas neveras en las casas, cajones más o menos industriales donde se metían bloques de hielo, provenientes primero de la nieve y después de las fábricas de hielo, para así mantener frescos los alimentos.

La conservación de los alimentos ha sido posible históricamente gracias al uso de la sal, los adobos, el secado, las conservas y el aprovechamiento de la nieve.

Los trabajos en los neveros comenzaban después de las últimas nevadas, en primavera. Se cargaba el pozo con la nieve de los alrededores, pisándola para compactarla y convertirla en hielo. Así formaban distintas capas separadas con hojas, ramas, helechos… formando un grosor homogéneo. En verano, y durante la noche, para evitar que se derritiera, se transportaba, por bloques a lomos de caballería o en carros tirados por bueyes a zonas de comercialización, en nuestro caso a Gasteiz o pueblos grandes.

Era un trabajo de gran dureza ya que los trabajadores no disponían de abrigos y calzado adecuado para el frío que suponía trabajar en la nieve y hielo de los neveros.

8.- POZO DE LOS LINOS

El lino es una planta de la familia de las linaceas y existen linos salvajes y cultivados. La domesticación del lino es muy antigua y obedece al deseo del hombre de disponer de sus fibras y semillas con mayor comodidad para lo que empezaron a recolectarse en tierras abonadas cercanas a los poblados.

Como material textil presenta características especiales: elasticidad, ya que soporta tensiones y presiones que otros no aguantan; suavidad, que lo hace apto para ropas interiores; blanco, pues se incrementa cuanto más se lava.

La planta del lino fue entre nosotros una de las principales en la industria textil, y también se utilizó para la alimentación animal y humana.

Lo que a nosotros nos interesa es el tallo del lino, que una vez cortado nos permite conseguir la fibra interna par hilar y tejer. El proceso es largo y complejo:

1.-“Desgranado”. El desgranador se utilizaba para separar las semillas del lino.

2.-“Cocer” el tallo de lino. Consiste en introducir manojos de tallos en agua corriente durante 5-10 días, e incluso más, en función del grosor. Exigía controlar la cantidad sumergida, pues contiene contaminantes para la fauna acuática. Se dice que lino estaba “cocido” cuando al doblarlo no se rompía.

3.-Majar o mazado. Es la operación se separar la parte leñosa (cáscara), de la fibra (corazón). Antiguamente se hacía con mazos, posteriormente con la agramadera, un invento holandés del siglo XVI.

4.-“Espadeo y cardado”. La primera fibra obtenida es la estopa, y sirve para tejidos bastos. En la segunda vuelta se saca la mediana, para ropa de cama. La fibra que queda es la más fina, con destino a ropa de mejor calidad.

4.-“Ovillos para tejer”. Con el huso y la rueca se hilaba la fibra, luego se enrollaba en madejas con la devanadora o madejador

5.-“Cocido del hilo”. Para limpiar las madejas, se introducen en agua hirviendo y una bolsa con ceniza de haya. También se ponía laurel, para dar buen olor.

6.- Tras hacer los ovillos, ya estaba listo para la confección.